Masajes para el bebé


El poder mantener contacto con la piel del bebe es beneficioso tanto para los padres como para el recién nacido ya que es la manera vital para comunicarse. En esta nota le mostramos cuáles son las caricias más certeras que relajan y predisponen positivamente a un niño

Los masajes sirven para relajar las tensiones diarias y son un canal fundamental de comunicación entre los bebés y los padres, aparte de ser una herramienta poderosa para reducir los cólicos y el estreñimiento. Cuáles son las sugerencias para poner en práctica:

Cómo dar masajes a un bebé
Antes de comenzar con el masaje, una buena idea es la de untarse las manos con aceites esenciales relajantes y que desplieguen un aroma agradable. Lograr un ambiente cómodo tranquilo y cálido hará mucho más sencilla y agradable la tarea.



El bebé se sentirá feliz y lo más importante: querrá reiterar esta sesión de masajes y caricias. Establecer un horario fijo para realizar los masajes es la mejor medida que se puede llevar a cabo para obtener buenos resultados.

Los masajes se deben evitar si el bebé está con gripe o algún problema de salud. La temperatura del ambiente es conveniente que sea cálida y que los masajes se realicen en un lugar tranquilo y silencioso.

La música es un buen complemento que puede contribuir a que el bebe logre una correcta relajación y un óptimo estado de ánimo.

Rostro:

El bebe tiene que estar recostado boca arriba. Comenzar a acariciar la frente desde el centro y avanzar hacia los lados con movimientos circulares. Hacer lo mismo sobre las mejillas, nariz, mentón y ojos.

Abdomen:

Con una mano sostener los pies del niño en alto y con la otra mano en forma de cuenco, colocarla sobre el estomago del bebé haciendo movimientos ascendentes y descendentes y de modo muy suave.

Manos:

Estirar cada dedo de las manos del bebé con suavidad. Repetir esta operación varias veces. Dar pequeños masajes en la palma de los manos del niño con movimientos cortos y profundos, pero con suavidad para no lastimar al niño.

Pies:

Masajear con los pulgares la planta de los pies del niño. Primero detenerse unos minutos en los talones y hacer movimientos circulares con los dedos.

Ascender de a poco por todo el pie. Masajear los dedos de los pies del bebé uno a uno sin ejercer presión. Los movimientos deben ser cortos y suaves.

Espalda:

Colocar al niño boca abajo y deslizar las manos bien abiertas desde el principio de la espalda hasta el final.

Piernas:

Elevar una de las piernas del bebé hacia arriba hasta que quede bien estirada. Comenzar a realizar pequeños pellizquitos por toda la pierna y luego hacer lo mismo con la otra.

Beneficios de los masajes para el bebé

Las caricias ayudan a aumentar la autoestima del bebé, a conciliar el sueño por las noches, a liberar tensiones acumuladas y atenuar los dolores de estómago o los cólicos tan característicos de los primeros meses.

Estimulan el sistema inmunológico e intensifican la comunicación afectiva con los padres.

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