Hernias en el recién nacido

La salida (protrusión) de un órgano o parte del mismo a través de una debilidad en la pared muscular que lo rodea se denomina hernia.

Existen varios tipos de hernias, y se las denomina de acuerdo a su ubicación en: hernia umbilical, hernia inguinal y hernia diafragmática.

La más común de todas las hernias es la umbilical, en la que protruye el intestino a través de una debilidad de los músculos abdominales. La misma aparece especialmente cuando el bebé llora. No es un proceso doloroso para el bebé y muy raras veces es un proceso serio. Por lo general desaparece sola antes de los 5 años de edad. En caso de no desaparecer es necesaria una intervención quirúrgica para corregirla.

Por otro lado, la hernia inguinal se produce por una debilidad muscular a nivel de la ingle, exactamente en el trayecto inguinal. Protruye el intestino a través de ella cuando el bebé llora. Estas hernias requieren tratamiento quirúrgico porque pueden complicarse por un atrapamiento del intestino que se puede producir a ese nivel y lesionarlo por falta de irrigación sanguínea. Esto puede provocar una perforación intestinal y una peritonitis.




Y por último la hernia diafragmática, ésta es causada por alteraciones en el desarrollo del diafragma, músculo que separa el tórax del abdomen. En esta hernia el contenido intestinal (estómago, hígado o intestinos) protruye hacia la cavidad torácica provocando serias dificultades respiratorias en el bebé. Este tipo de hernias requieren de una cirugía reparadora, muchas veces inmediatamente después del nacimiento.

La hernia en el recién nacido mide menos de un centímetro de diámetro y lo normal es que se cierren solas con el tiempo antes de los tres años. Si mide más de un centímetro y medio se suelen operar, ya que es muy difícil que cierren y cuando el niño sea mayor puede crear problemas y molestias.
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