Hijo favorito: digo que no pero...

¿Tienes un hijo favorito? La ciencia dice que sí.
A pesar de que la mayoría de los padres niega tener un hijo preferido, los científicos concluyen que es un sentimiento natural // Por CRISTIAN VÁZQUEZ - www.consumer.es

La existencia de un hijo favorito es algo que la mayoría de los padres niegan. Sin embargo, científicos y especialistas lo ven como un hecho natural que se debe aceptar. Este artículo reseña las conclusiones de varias investigaciones que afirman que el favoritismo hacia uno de los hijos es una realidad y detallan el porqué. También ofrece algunas pautas de cómo actuar cuando se tiene este sentimiento.

El hijo favorito existe



¿Tienen los padres un hijo favorito? A menudo a los hijos les parece que sí, aunque los padres lo niegan y responden que "quieren a todos sus hijos por igual". Diversos trabajos científicos han analizado esta cuestión y han llegado a conclusiones que, como no podía ser de otra manera, han generado muchas controversias.

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Según un estudio dirigido por Katherine Conger, profesora de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en la Universidad de California, el 65% de los padres y el 70% de las madres revela una preferencia por uno de sus hijos, la mayoría de las veces el mayor.

El equipo de Conger analizó 384 pares de hermanos y a sus padres, con observaciones a lo largo de tres años. Este trabajo fue uno de los principales en los que se basó la revista 'Time' para el reportaje titulado 'Por qué a mamá le gustas más tú', al que dedicó su portada de octubre de 2011. El artículo está firmado por Jeffrey Kluger, autor del libro 'El efecto de los hermanos: lo que los vínculos entre hermanos y hermanas revelan de nosotros' (The sibling effect: what the bonds among brothers and sisters reveal about us, Riverhead Books, Nueva York, 2011).

Kugler no evitó la polémica al afirmar que "el 95% de los padres tienen un hijo preferido y el 5% restante miente". La base de esta preferencia estaría en la búsqueda de la supervivencia de la especie. "El acto biológico y narcisista de replicarse a uno mismo a través de las generaciones venideras -afirma Kugler- impulsa a los padres a inclinarse en favor del hijo mayor o del más saludable, ya que tendrá más éxito reproductivo".

El favoritismo por un hijo, un sentimiento natural

Otro estudio reciente apunta en la misma dirección. Según sus conclusiones, una de cada cuatro madres confiesa que tiene un hijo favorito o, al menos, reprime la tendencia a tenerlo. El trabajo fue realizado en conjunto por la revista 'Parenting' y la cadena de televisión 'Headline News', basado en la opinión expresada por más de 1.000 madres.

Bonnie Harris, especialista en educación y autora de 'Cuando tus niños presionan tus botones' (When your kids push your buttons, Warner Books, Nueva York, 2003), coincide en que este sentimiento es normal y natural, pero recomienda no manifestarlo frente a los pequeños. El favoritismo puede convertirse en un problema cuando se expresa en voz alta, aunque sea de un modo inconsciente.

El niño favorito tiene, en este caso, otras causas: es más cariñoso que sus hermanos, comparte intereses con sus padres o es más fácil de criar y, como consecuencia, hace que sus mayores se sientan mejor.

Hijos perfectos o parecidos a otros


Pero no son esas las únicas causas. Sue Woodman, otra experta en estas cuestiones, destaca que el hijo preferido también puede ser la estrella de la casa, es decir, el que se destaque en los estudios, deporte, etc. En otras ocasiones, es el niño que se porta mal o el pequeño que da más problemas, porque los padres piensan que necesita más afecto. Incluso el más distinto a ellos puede ser el favorito, debido a que los más parecidos les recuerdan sus propios defectos.

Las revelaciones no acaban aquí: más del 35% de las madres desearía, en ocasiones, que sus hijos fueran más parecidos a los de otras personas. Sobre todo, les gustaría que sus niños se portaran mejor y que fueran más sociables, talentosos e inteligentes.

¿Cómo actuar cuando se siente favoritismo por un hijo?

Los favoritismos que se manifiestan de forma evidente hacen que lo pasen mal tanto los hijos como los padres. Los niños que no son los preferidos a menudo pueden experimentar sensaciones como confusión, resentimiento, enfado y baja autoestima infantil. Para el favorito, por su parte, tener que responder siempre a las expectativas que esa etiqueta genera puede resultar una carga excesiva. Además, a menudo deben enfrentarse también al enfado de sus hermanos.

Los adultos que reconocen su favoritismo por uno de sus hijos muchas veces se sienten que fracasan como padres, avergonzados y culpables. La experta Nancy Samalin, que dirige talleres de orientación para padres, recomienda no ser tan duro con uno mismo y tratar de utilizar esos sentimientos de forma productiva. Es decir, además de evitar los gestos que expresen el favoritismo, tomar otras medidas, como dedicar más tiempo en exclusiva a los hijos que no son los preferidos.

¿Y si un niño pregunta, "a quién de nosotros quieres más"? La especialista Adele Faber, coautora de 'Hermanos sin rivalidad: cómo ayudar a los niños a vivir juntos y hacerlo tú también' (Ediciones Medici, 2010), aconseja evitar la típica respuesta: "Os quiero a todos por igual". Por el contrario, apuesta por explicar que cada hijo es único, con ideas, sentimientos y forma de ser única, además de expresar lo afortunado que el padre se siente por tener un hijo o hija como él o ella.

La Familia en LA REVISTA

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