Los trastornos sexuales causados por los medicamentos


Ante todo hay que tener en cuenta que la respuesta sexual varía en cada persona, un factor que se une a la influencia de los fármacos en función de la dosis y la duración de los tratamientos.

El tratamiento de los trastornos de la próstata repercute en la función sexual. Es frecuente la utilización de fármacos bloqueadores de las hormonas sexuales masculinas, o antiandrógenos, que pueden provocar una disminución de la libido así como disfunción eréctil. En general si el tratamiento lo permite, podrán ser tratados por el sexólogo para su recuperación en la medida de lo posible.

En los adenomas tumorales serveros que obstruyen el conducto urinario y no responden al tratamiento y en los cánceres de próstata es posible que haya que recurrir a la cirugía, la cual puede ocasionar como secuela una disfunción eréctil, pero depende en gran medida del tipo de intervención que se realice.


Los antihipertensores y los psicofármacos se relacionan con la impotencia, pero ésta también es frecuente en pacientes hipertensos y, de igual modo, la incidencia de trastornos sexuales en patologías psiquiátricas no tratadas alcanza el setenta por ciento.


La influencia de la mente

El hecho de que los pacientes sepan que los fármacos pueden afectar a su sexualidad, puede llegar a agravar los efectos.

De forma paradójica, muchos medicamentos que se consideran causantes de efectos sexuales adversos, se utilizan para tratar enfermedades que por sí mismas pueden producir alteraciones en la sexualidad.

En general el trastorno sexual por medicamentos suele remitir cuando se reducen las dosis o el tratamiento termina.
La Familia en LA REVISTA

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