Prevenir: La espina bífida en el embarazo


La espina bífida se puede detectar precozmente durante el embarazo mediante el análisis de los niveles de alfafetoproteína en la sangre de la madre.

La espina bífida es un defecto congénito del tubo neural, que afecta a la parte inferior de la espalda y, en algunos casos, a la médula espinal del bebé. Puede producir la parálisis de la parte inferior del cuerpo, la falta de control del intestino y la vejiga, y dificultades en el aprendizaje.

El tubo neural es la parte del embrión, a partir del cual se forman el cerebro y la médula espinal. Normalmente, el tubo neural se pliega hacia adentro y se cierra a los 28 días de gestación aproximadamente. Cuando no se cierra completamente, pueden ocurrir defectos en la médula espinal y en las vértebras, que son los pequeños huesos que forman la columna vertebral.

El ácido fólico previene la espina bífida en el bebé


El ácido fólico es una vitamina del grupo B, que puede prevenir hasta un 70 por ciento algunos defectos de nacimiento graves, en el cerebro y en la columna vertebral del bebé. La prevención pasa, en cualquier caso, por la planificación previa del embarazo. Cuando una mujer sabe que está embarazada, a la cuarta o quinta semana de gestación, "ya es demasiado tarde" para evitar una espina bífida. El tubo neural ya se ha formado. Un consumo de ácido fólico o vitamina B9 desde, al menos, tres meses antes de la gestación y durante el primer trimestre de embarazo, contribuye a reducir de manera significativa la incidencia de espina bífida en la población general y, en especial, en los casos en que existe riesgo de que nazca un segundo bebé con este defecto.

Ácido fólico en el embarazo
El ácido fólico debe ser suministrado en comprimidos y la dosis recomendada es de 0,4 miligramos diarios. Cuando ya ha nacido en la familia un niño con espina bífida, la dosis recomendada para futuras gestaciones es de 4 miligramos diarios, ya que las parejas con un antecedente familiar presentan un riesgo diez veces mayor que el resto de la población. Y además, si estás pensando en quedarte embarazada y durante esas primeras semanas en que el bebé se está desarrollando, es recomendable que tu dieta sea rica en ácido fólico, consumiendo zumo de naranja y otros cítricos, verduras, hortalizas, legumbres y cereales enriquecidos. Varios estudios han demostrado la efectividad del ácido fólico en la prevención de esta patología tan seria, que es causa de invalidez en los niños. Por tanto, se recomienda que toda mujer en edad fértil reciba 0,4 miligramos/día de ácido fólico y consuma alimentos enriquecidos con esta vitamina.

Detección de la espina bífida durante el embarazo
La espina bífida se puede detectar precozmente durante el embarazo mediante el análisis de los niveles de alfafetoproteína en la sangre de la madre. Los defectos más severos del tubo neural dejan escapar esta sustancia y, por consiguiente, se registran altos niveles de AFP en el torrente sanguíneo de la madre. Esta prueba debe realizarse entre las semanas 16 y 18 de embarazo. Mediante esta prueba pueden detectarse más del 90 por ciento de los casos de anencefalia, y del 64 al 80 por ciento de los de espina bífida. La combinación de las pruebas AFP con las de ultrasonido y las del líquido amniótico (amniocentesis) puede aumentar la validez de los resultados obtenidos. Un diagnóstico positivo debe confirmarse con una ecografía antes de la 20ª semana de gestación.

Factores de riesgo para la espina bífida
El 95 por ciento de los bebés que nacen con espina bífida son hijos de padres sin antecedentes familiares. Aún así, los científicos creen que en su desarrollo intervienen factores genéticos, aunque también "ambientales". Las mujeres con problemas de alcoholismo, drogas, malnutrición, sometidas a ciertos tratamientos farmacológicos o que han seguido una prolongada anticoncepción hormonal son más propensas a engendrar un bebé con este problema. Ciertos medicamentos anticonvulsivantes, utilizados para tratar la epilepsia, también aumentan el riesgo, por lo que las mujeres tratadas con alguno de ellos deben consultar a su médico. No obstante, diversos estudios han revelado que un 50 por ciento de estos defectos del tubo neural se debe a deficiencias nutricionales, entre ellas la falta de ácido fólico.

Autor: Marisol Nuevo.
La Familia en LA REVISTA

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