¿Por qué cesa la lactancia?


Ana Quaglino y Edith Kordon,
en su laboratorio de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Cuando una mujer deja de amamantar a su hijo, sus glándulas mamarias detienen la producción de leche y, lentamente, vuelven al estado previo al embarazo; es decir, involucionan. Pero ¿qué es lo que desencadena ese proceso? Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) ha mostrado que el estiramiento en las células mamarias debido a la acumulación de leche es lo que inicia el proceso de involución.
"El estrés mecánico juega un rol relevante en los hechos que conducen a la involución mamaria luego del destete", afirma la doctora Edith Kordon, investigadora del Conicet y docente en la FCEyN. El artículo, que se publicó en la revista BMC Cell Biology , está firmado también por Ana Quaglino, Marcelo Salierno, Jesica Pellegrotti y Natalia Rubinstein.
El embarazo y la lactancia implican un hiperdesarrollo de la mama, pero, luego del destete, ésta vuelve a su estado anterior mediante un proceso de muerte celular y reacomodamiento de los tejidos. En estudios previos, los investigadores habían encontrado que ciertas sustancias (citoquinas) desencadenaban el proceso, pero no se sabía cómo se disparaba la producción de esas sustancias. "Nuestra idea era que la leche, al quedarse adentro, distiende el tejido, y ese estiramiento inicia una cascada de eventos que llevan a la involución", señala Kordon.
Para confirmar la hipótesis, los investigadores desarrollaron un dispositivo donde colocaron células mamarias de ratón, que crecían libremente y luego eran sometidas a un estiramiento. "El efecto mecánico fue un estímulo suficiente para que las células produjeran sustancias que favorecen la involución", afirma Kordon.
El estiramiento de las células también genera reacciones en los músculos y en el corazón cuando se produce una sobrecarga. La diferencia es que, mientras que en la mama el proceso lleva a la muerte celular, en el corazón conduce a la hipertrofia.
Relación con el cáncer
El interés en estudiar la involución mamaria se debe a que este proceso ha sido asociado al cáncer, pues se vio que, en ese reacomodamiento de tejidos, las células mamarias muestran una reacción fisiológica parecida a la de una célula tumoral.
En ese proceso se activa una proteína que se conoce como STAT 3, que dispara la muerte celular, pero también aparece activada en el cáncer de mama. "Resulta curioso que la involución, en la que predomina la muerte celular, tenga tanto en común con el cáncer, en el que prevalece la proliferación", indica Kordon. "Parecería que en algunos casos la proteína STAT 3, en lugar de producir la muerte celular, favorece la proliferación y malignización", sugiere.
En la involución mamaria también aparecen unas enzimas denominadas metaloproteasas, que degradan proteínas y participan en la metástasis, porque rompen la matriz que rodea a las células tumorales, facilitando su migración e invasión a otros tejidos. Por este motivo, si al terminar la lactancia hay en la mama algunas células con cierto grado de malignización, el proceso de involución puede aumentar su peligrosidad al incrementar la capacidad invasiva de las células.
Durante el embarazo, cuando la mama empieza a crecer, el epitelio se desarrolla y los adipocitos (las células de la grasa) se retraen. Luego del destete, cuando el epitelio muere, los adipocitos vuelven a ocupar gran parte de la glándula. En ese momento actúan las metaloproteasas que participan en la ruptura de la membrana basal que rodea al epitelio. De este modo, se produce un remodelado del tejido y revascularización, parecido a lo que sucede en la cura de las heridas, durante el cual se generan muchas proteínas vinculadas a la inflamación.
Pero ¿las mujeres que amamantan a sus hijos no están más protegidas contra el cáncer de mama? "El embarazo a término ejerce un efecto protector a largo plazo y la protección es mayor cuanto más joven la mujer haya tenido su primer hijo", indica Kordon, y explica: "Las células cancerosas son indiferenciadas. Si el tejido está forzado a diferenciarse por la lactancia, está más protegido. Sin embargo, se ha observado que en los primeros cinco años luego del parto hay un incremento relativo en la incidencia del cáncer de mama. Este factor de riesgo, que no varía con la edad, se debería a la involución mamaria, que ocurre aunque la mujer no amamante".
Dado que actualmente muchas mujeres tienen su primer hijo a edad más avanzada, a nivel poblacional se observa que la protección del embarazo es menor y, por lo tanto, el riesgo generado por la involución aumenta en forma relativa.
"Nuestros estudios sobre la importancia del estrés mecánico sugieren que puede ser recomendable un amamantamiento prolongado con un destete paulatino. De esta manera, se reduciría la intensidad del estrés mecánico que genera la acumulación repentina de leche dentro de las mamas cuando hay un destete abrupto", concluye Kordon.
Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA.
Susana Gallardo para LA NACION 

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