Cardiopatías: Parto y posparto

Si la paciente recibe tratamiento anticoagulante por ser portadora de prótesis valvular, éste debería suspenderse antes de 12 horas del parto y reiniciarse entre las 6 y las 12 horas posteriores. También, de forma habitual, se administra profilaxis contra la endocarditis bacteriana si la paciente sufre una cardiopatía congénita: desde la Asociación Americana de Cardiología, igual que si la gestante se somete a cualquier otro procedimiento invasivo, como una extracción dental, recomiendan utilizar ampicilina (o vancomicina si se padece alergia a la penicilina) y gentamicina.

Durante el parto y posparto, se vigila estrechamente la frecuencia cardiaca y respiratoria, así como la hidratación, mediante sueroterapia. La mejor postura para la paciente pasa por colocarse sobre el lado izquierdo durante el periodo de dilatación. El control del dolor, por elevar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, es otro punto que valorará el especialista al cargo. Para ello, según la enfermedad cardiológica que sufra la futura mamá, se utilizan más opiáceos que anestésicos, ya que estos fármacos de uso frecuente pueden provocar en la embarazada cardiópata una vasodilatación que empeore la patología de base. Desde la SEC, señalan a la anestesia epidural como una opción segura.
El parto de elección es el vaginal, ya que provoca menos cambios en la tensión arterial, menor pérdida de sangre y menos complicaciones infecciosas y de coagulación. Si el periodo expulsivo (desde la dilatación completa al nacimiento) se alarga, la opción es el uso de fórceps o ventosa, que ayuda a disminuir el esfuerzo materno por el pujo.

Sin embargo, algunos estudios señalan que la cesárea es preferible al parto vaginal ante algunas enfermedades, como en la coartación de aorta o el síndrome de Marfán, ya que durante el trabajo de parto y el parto hay aumentos intermitentes en el gasto cardíaco y la presión arterial, que pone en riesgo a estas pacientes. En las entidades donde no se deja que el embarazo llegue a término, la vía vaginal podría tener mayor riesgo para un bebé prematuro. Además, es mas fácil planear el momento de finalización por cesárea que por la vía vaginal.

El periodo más crítico es el posparto inmediato, debido a la distribución del flujo sanguíneo, los cambios tras la expulsión de la placenta, el sangrado propio del parto y los fármacos de uso habitual en el proceso. A menudo, estas pacientes deben estar sentadas para reducir el retorno venoso de los miembros inferiores y, en algunas situaciones, hay que usar fármacos diuréticos.

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